12/19/2014

LA REENCARNACIÓN DE AFRODITA - CAPITULO 1


El capullo de una diosa.
No es que le importara caminar, ¡Pero definitivamente sus padres debieron comprar una bicicleta para ella! Llegar exhausta a casa no era una de sus cosas favoritas, y esto sólo interfería en su escuela, a menos que Reyna o “Ray” como le gustaba que la llamasen, decidiese retirarse de las clases de baile y el voluntariado que hacía en un abandonado ancianato a las afueras de la ciudad, lo cual por supuesto no era una opción para ella.
Reyna no era “la típica” niña de nada, porque no tenía nada de típico, Reyna era la chica más popular y no de su escuela, sino de casi todas las preparatorias existentes en su ciudad, de hecho, los chicos que entraban a la universidad, esperaban ansiosamente a que ella se graduase para intentar acercarse a ella y todo porque su belleza era excepcional e irreal; sin embargo Ray no era muy sociable, no creía en absolutamente nadie, para ella todo era falso, y se asqueaba de su belleza por arrebatarle de cierta forma,  su vida, lenta y sigilosamente, tenía miedo de que al final, todo en su vida resultara siendo una mentira.
Ese día Reyna salió muy tarde, era de noche y estaba condenadamente oscuro, lo que le daba una difícil decisión para tomar: Seguir la ruta habitual con atajos solitarios, o la ruta que la haría retrasar hasta casi media hora pero con bastante tránsito y por supuesto, mucha luz y personas. Reyna echó un vistazo a sus pies, y pese a que sólo veía unos converse púrpuras, decidió que sus pies gritaban pidiendo descanso, por lo que finalmente, optó  la primera opción.
Hacía un frío que pelaba, así que ella se aseguró de estar muy bien abrigada antes de emprender su camino, su día había sido muy cansado, regresar de la escuela, terminar sus deberes y hacer su voluntariado hasta muy noche la habían dejado verdaderamente exhausta; tomó el primer atajo que encontró y se adentró a él, pero entre más caminaba, la luz se hacía cada vez más baja, discreta, hasta casi ser apenas una luz tenue. Joder, el sitio definitivamente daba escalofríos, sus pies no estaban ya tan agotados como para no haber continuado con el camino inicial, hubiese sido sin duda la mejor opción, sobre todo ahora, cuando veía a su alrededor y se estremecía al ver el callejón más oscuro del planeta…
Casi que empezó a trotar para acabar rápido el camino, Reyna se subió la capucha de su muy andrajosa sudadera para evitar ser reconocida como una chica por su cabello castaño y liso que llegaba casi a sus caderas, eso definitivamente complicaría las cosas.
El oscuro atajo cada vez parecía hacerse más  largo, por más que caminaba, parecía extenderse, las molestas bocinas de los autos casi eran un breve murmullo, y la población parecía desvanecerse tras de ella. Tenía que llegar… rápido.
Tomó la última curva para llegar al final pero cuando pensó que finalmente tenía la salida frente a ella, dos sombras que parecían casi espíritus se posaron justo en la mitad, el pánico empezó a inundar sus sentidos, la palabra “Muerte” parecía ser ahora una opción, incluso aunque sólo fuera parte de su imaginación o sólo una sombra de cualquier maldito objeto que haya podido interferir en el camino de alguna onda de luz. Reyna intentó de ignorar el obstáculo hasta que una de esas sombras pareció adquirir vida propia y habló:
─Tiene que ser una broma… ─Reyna prácticamente pudo haber convulsionado allí mismo, maldita sea… eso era algo surrealista ¿Esa cosa realmente había hablado?─; ¿Esta es la mejor manera que se les ocurre de esconder a una diosa? Qué decepción.
─Reconocería a esa belleza donde sea que fuera… ─habló la sombra acompañante, Reyna parpadeaba intentando despertarse del estúpido sueño que estaba teniendo, pero, o había muerto, o se había tomado el frasco entero de pastillas para dormir…

REYNA HATHAWAY

─Me preocupa esta soledad… ¿Cómo es que está sin seguridad? ¿Te escapaste de tus guardianes? ─preguntó la primera sombra parlante, pero realmente Reyna estaba estupefacta en su lugar ¿Debía de responderle a una sombra viviente que le preguntaba cosas raras? ¿En qué libros podría hallar esa respuesta? ¿Y de qué guardianes le estaba hablando?
─Maldita sea, creo que es muda ─dijo la otra sombra. Ray elevó una ceja hacia él.
─No jodas, es una diosa… ─le respondió su compañero, quien pareció materializarse en ese instante, de repente, la sombra cobró forma, un joven, de casi su misma edad, con cabello largo y ojos marrones apareció frente a ella… ─Acabemos con esto ─dijo.
Bueno, era bastante apuesto, Reyna bien pudo cruzarse de brazos y contemplarlo por mucho tiempo intentando encontrar la mejor postura del chico, pero no era una situación adecuada para pensar en esas cosas, lo que tenía frente a ella claramente era una amenaza. Reyna empezó a temblar ante el entendimiento de lo que las palabras del joven significaban… ¿Qué querría decir? ¿La secuestrarían? ¿Matarían? ¿Robarían?
─Recuerda, no la mires a los ojos, es peligrosa ─continuó el moreno, la otra sombra también cobró forma, con una contextura más gorda que el anterior, muy feo y se le notaba la rudeza a simple vista, sobre todo porque tenía unos cuantos tatuajes que no tenían forma alguna, parecían manchas de tintas esparcidas por su piel, el chico empezó a acercarse a ella con paso firme y decidido, Reyna quien empezó a darse vuelta para correr, no pudo alejarse lo suficiente, definitivamente sus piernas no eran lo suficientemente rápidas para escapar de ellos, el chico gordo la sujetó muy fuerte mientras el otro empuñaba una lanza  brillante, parecía casi una espada de guerreros o algo así.
─Qué desperdicio… ─se lamentó al ver el rostro por completo de Reyna después de habérsele caído la capucha de la sudadera de la cabeza y haber expuesto su larga y brillante melena de la que tanto ella se enorgullecía.
─No, por favor… ─suplicó Reyna─. No hagan esto, por favor… ¡No les he hecho nada!
─Joder, hasta su voz es sexy ─replicó el chico que la sujetaba de los brazos mientras ella se retorcía intentando sobrevivir, la agonía era terrible, sólo podía pensar en todo lo que quería hacer, su vida no podía terminar así… ¿Por qué iban a matarla? ¿Qué habría hecho mal? ¿Alguna venganza de alguien contra su padre? No, esto no podía ser real, así que pidió con todo su ser a través de sus ojos al chico de la lanza que perdonara su vida… El hombre parpadeó un par de veces embelesado por su belleza, reconsiderando seriamente su tarea, hasta que su compañero lo hizo razonar.
─¡Amigo te está manipulando! ¡No la dejes! ¡No la mires! ─¿Qué no la mirase? Era hermosa, imposible de resistir, pero el chico sabía que tenía una tarea, así que levantó la mano para ejecutarla, Reyna dejó escapar un aullido de sufrimiento cerrando sus ojos, cuando de la nada, un infierno se desató ante sus ojos: dos chicos estaban luchando contra sus agresores, como una guerra memorable de la época griega, era impresionante, su estado de shock al verlos no la dejaba pensar bien: ¡Era su oportunidad de escapar! ¿Cómo podía quedarse viendo ahí no más boquiabierta y esperar por su muerte? ¡Era estúpido!
Sus atacantes pronto fueron exterminados rápidamente por los recién llegados,  Reyna volvió a gritar ¡Estaba siendo testigo de un crimen!
La conmoción de la muerte apenas pudo dejarla ver quiénes eran, porque no quedaba nada, ni cadáveres, ni sangre, es como si se hubiesen evaporado.
─Maldición, no era broma, es jodidamente hermosa… ─escuchó decir ella, una voz grave que la sacó de su estupor, de un chico alto de ojos azules y cabello rubio y liso que llegaba a su cuello se posicionó frente a su humanidad, le tendió la mano mientras se presentaba ─Soy Keanu Griffin, pero me dicen Ken, no te haré daño…

KEANU GRIFFIN

Reyna no sabía por qué, pero le creía, así que correspondió el saludo apretando suavemente, el chico asintió con una sonrisa conciliadora, era supremamente guapo, transmitía calidez y esperanzas ¿De qué? Nadie estaba seguro.
Reyna ladeó un poco su cabeza para poder divisar al otro chico que estaba allí, Ken dio un paso al costado para darle mejor visión, el chico se mantenía de espaldas a ella mientras analizaba el escenario sin percatarse si quiera que ella seguía allí.
─Él es Sean Jankross ─le explicó Ken, Sean, quien escuchó ser nombrado se dio vuelta y fue cuando Reyna pudo visualizar al que podría decirse, era un chico de ensueño, parecía ser sacado de revistas o películas: alto, atlético, misterioso… Si Ken irradiaba calidez y confianza, Sean parecía más bien sacar pura testosterona por cada poro de su blanca piel…

SEAN JANKROSS

Reyna no pudo evitar ruborizarse al verlo mirarla con ojos intrigados pero definitivamente sensuales… En su interior, no podía evitar regocijarse por su apariencia, esperaba que le fuese útil con este chico… realmente sería muy…
─Así que es ella ─Sean escupió las palabras como veneno, de repente ya no se veía sexy, sino terriblemente odioso e impertinente. Ray tragó en seco.
─No entiendo, esos chicos querían matarme, diciendo yo no sé qué cosas de mí, y ahora llegan ustedes a salvarme como si supieran quien soy y me conocieran de toda la vida ¿Qué pasa? ─exigió Reyna
Sean gimió y Ken sonrió tiernamente.
─Genial, una maldita Isolated, esto era lo que faltaba…─ Se quejó Sean, Reyna se echó hacia atrás como si hubiese sido abofeteada, Ken puso los ojos en blanco y le explicó:
─No sabes quienes somos… Lo que me hace deducir que nadie te dijo lo que eras y quien eras… ─Reyna frunció el ceño─ A ver… ¿Cómo te lo explico?
Pasaron unos segundos, y el rostro de Ray se descomponía cada vez más, Sean finalmente perdió la paciencia, sacó a Ken a un lado y le dijo directamente la situación más increíble que Reyna alguna vez pensó que alguien le diría.
«Eres la reencarnación de Afrodita»
¿Qué?
Los ojos de Reyna parecían querer salirse de sus órbitas ¿Qué había dicho? ¡De ninguna jodida manera! ¡Tenía que despertarse ya! ¡Este sueño ya estaba pasándose de la raya!
─Sí créelo, bonita… ─Continuó Sean─. Ahora vamos al refugio y acabemos con esto, nos has dado mucho trabajo y necesito descansar de una jodida vez…
Sean tomó a Reyna del brazo quien se estremeció ante su grande y suave mano rodear su pequeño bíceps, Ken rodó las ojos al ver la rudeza de Sean con Reyna, quien no hacía más que preguntarse cuál era su problema… testosterona pura… e Idiotez pura…
Terminaron llegando justo donde se encontraban parqueadas dos extrañas motocicletas saliendo del oscuro callejón, Reyna apenas podía pensar donde la llevaban, sólo se estaba preguntando de dónde salían tantos inventos de su cabeza ¿Tan desesperada estaba por un novio verdadero que tenía que soñar que eran mágicos o alguna tontería de esas?
Ken detuvo a Sean quien estaba a punto de sacarle un moratón a Reyna en el brazo del que la tomaba, se volteó hacia la estupefacta pero hermosa muchacha y le preguntó:
─¿Quieres ir en su motocicleta o en la mía? ─Reyna al ver que su brazo protestaba poderosamente por el dolor ante el agarre de Sean, le hizo un gesto a Ken para que la recibiera en la suya, éste sonrió y la liberó de Sean quien sin decir una sola palabra se subió en su motocicleta y aceleró en la oscuridad, Ken por su parte se tomó el trabajo de esperar a que Reyna se acomodase detrás suyo y emprendió el camino.
Después de varios minutos, Reyna finalmente se percató de algo ¿Cómo sabían dónde vivía ella? O más bien, se dio cuenta que de hecho no lo hacían y que la llevaban a otro lado ¡Pero qué estúpida!
¡Eso Reyna, van dos estupideces el día de hoy!
─¿A dónde me llevas? ─preguntó ella aterrorizada a través del fuerte viento.
─A un lugar seguro ─respondió Ken tan suavemente, que Reyna tuvo que hacer un buen esfuerzo para escucharlo.
─¡NO! ¡Necesito ir a casa! ─exigió ella intentando ver cómo parar la motocicleta y bajar de ella.
─¿Cómo te llamas? ─preguntó Ken
¿En serio? ¿Ahora es que recuerdas preguntar mi nombre? Pensó.
─¡Ni creas que te lo diré! ─protestó ella e hizo un movimiento brusco que provocó el balanceo de la moto y caer arrastrados de costado en la carretera
─¡Demonios! ─se quejó Ken con un dolor punzante y desagradable en su costado, por su parte Reyna se arrastraba por el suelo intentando colocarse de pie para huir, pero su extremidad derecha parecía casi que inmóvil, ¡Le dolía horrores! ─¡Sean!
El chico gritó el nombre de su compañero, Reyna resopló mostrando su incredulidad ¿Cómo pensaba si quiera que Sean a la distancia que iba le iba a…?
Dos zapatos se posaron en su mirada y ella aún temerosa alzó la vista hasta que… ¡El mismísimo Sean de pie frente a ella con una mirada furibunda!
Se agachó hacia ella, le tomó de la barbilla fuertemente y con los dientes apretados le advirtió:
─Eres estúpida ¿Qué pensabas hacer? Vas a venir con nosotros y deja de causarnos tantos problemas innecesarios o voy a tener que recurrir a medidas extremas ─dijo él mostrándole unas cuerdas que tenía en sus manos  ─Y créeme, no es genial cuando me sacan de quicio y pierdo mi “Yo” Noble interior…
¡Ja! Era una broma ¿Cierto? ¿Sean, noble? Parecía de esos tipos tenebrosos, esos que en la tele resultaban siendo el asesino de la película de terror; hermosos, misteriosos y seductores al principio, pero para cuando acaba el filme, son los escalofriantes villanos.
Sean levantó del brazo a Reyna y la llevó donde estacionaba su motocicleta, Reyna pensó en resistirse, pero el agarre de advertencia de Sean la hizo callar, la subió en la motocicleta detrás de él y tomó la cuerda, la pasó por su espalda y cintura y la amarró con la cintura de él, de modo que el torso de Reyna quedó totalmente pegado a la segura musculosa espalda de Sean, a Reyna le recorrió un ligero escalofrío, quiso sumergir sus manos por debajo de la chaqueta de Sean sólo para saber si su teoría era cierta, pero la cara de pocos amigos de Sean que vio por el retrovisor  la hizo tragar y abstenerse, joder, daba miedo.
Por su parte, Ken se componía y se levantaba del suelo, quien con un asentimiento le dijo a Sean que estaba bien y al ver la expresión de terror que Reyna tenía instalada en su rostro, le tapó la boca con una cinta gris que llevaba en su bolsillo.
¿Pero qué nadie veía lo que ocurría? ¡Por el amor de Dios! ¡La estaban secuestrando y nadie decía nada!
─No pueden vernos, los hemos cegado, así que no intentes nada, vendrás con nosotros ─explicó Ken y emprendieron la marcha.
No tardaron mucho tiempo, apenas unos diez minutos les tomó salir del centro de la ciudad e ir a la zona rural y despoblada más allá del este, Reyna pareció distinguir una especie de ¿Castillo? ¿Mansión? ¿Academia? ¿Iglesia? No estaba segura, notó una multitud que esperaba con suma perplejidad a la muchacha, pero tremenda sorpresa se llevaron al verla atada y amordazada ¿Qué se supone que pasaba con la hermosa Afrodita?


─Mayor ─dijo Sean desatando el nudo que le tenía amarrado a Reyna, ésta se quitó la cinta de la boca y se bajó cautelosamente mirando los rostros impresionados de los hombres y las expresiones de envidia de las chicas a su alrededor ¿Dónde demonios estaba?─. Hemos traído a la chica.
─Oh, mi Dios ─exclamó alguien de la muchedumbre─ ¿Ella es Afrodita?
─La reencarnación ─Corrigió Ken con los ojos clavados en ella.
Los ojos verdes y asustados de Reyna se movían sigilosamente a través del paisaje, tenía miedo, no sabía qué hacer, sus padres debían de estar muy preocupados por ella.
Ciertamente, Reyna era perfecta, esbelta figura, ojos penetrantes, pestañas largas, nariz estilizada, labios carnosos y provocativos, mejillas rosadas, cabello castaño, liso y largo, sí, era hermosa.
─Tu nombre ─preguntó el anciano al que llamaban “mayor”
Reyna tragó intentando pensar ¿Debía decirle? ¿Debía callar? No sabía lo que estaba pasando, Sean tosió estrepitosamente desde donde se encontraba cruzado de brazos recostado contra el árbol más cercano y le lanzó una mirada de advertencia indicándole que hablara.
─Reyna ─dijo ella casi en un susurro, el hombre alzó las cejas pidiendo más información, Reyna suspiró y se dijo ¡Qué más da! La iban a asesinar de todos modos…─. Reyna Hathaway.
─¿Qué edad tienes?
─¿No es obvia? ─le respondió ella con tono de reproche.
─Limítate a contestar ─advirtió Sean, Reyna rodó los ojos, ese gesto hizo algo con Sean a quien le dio un vuelco el corazón viendo lo hermosa que era Reyna hasta haciendo gestos que en la gente común se veían horribles e irritantes, Reyna tomaba cada cosa y lo convertía en algo bello… Sean se reprendió a sí mismo por las cosas que estaba pensando.
Suspirando una vez más, Reyna contestó:
─Diecisiete.
─Estupendo ─aprobó el anciano con una sonrisa, luego se volvió hacia la multitud con gesto imponente─. Bien, hemos completado casi el círculo, aquí tenemos a la única descendiente directa de Afrodita…
Las personas gritaron con júbilo y Reyna parecía todavía creer que estaba en un sueño irreal y loco ¿Afrodita? Había leído algo sobre ello cuando en su escuela hablaron al respecto pero de eso a…
─Ven ─Sean apareció en su campo de visión y se la llevo casi que a rastras a alguna parte, Reyna parpadeaba y lo miraba con mucha curiosidad, Dios… era un hombre hermoso… ¿No sería él la reencarnación de Afrodita en vez de ella? Parecía más un dios.
¿Pero qué demonios estaba pensando? Y sobre todo ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Dónde estaba ella?

Todo estaba confuso y a punto de comenzar.


FINALMENTE AQUI DEJO EL PRIMER CAP DE LA TRILOGÍA
EMOCIONADÍSIMA ESTOY DE QUE SE HAYAN TOMADO EL TRABAJO DE LEERLO
LOS AMO, Y HASTA LA PRÓXIMA VEZ
¡NO OLVIDEN DEJAR SUS LINDOS COMENTARIOS!

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